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El rol de Sumo Sacerdote revelado en el libro de los Hebreos

25 agosto, 2018
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Primeramente, debe ser entendido que este artículo utilizará a Pablo como el autor de la epístola a los hebreos siguiendo la postura adventista diferenciando a los mayores teólogos que señalan que este autor es desconocido.

Bien se sabe que Pablo era un judío con ciudadanía romana, por lo que lógicamente conocía muy bien las costumbres judías en lo que nos referiremos al tema del templo. Una de las prácticas que él acusa bastante es el sacrificio ritual para expiación de los pecados, sacrificios que habían sido reemplazados por el de Cristo mismo, con esta concepción y aun sabiendo que los sacrificios habían sido eliminados y acusados por el apóstol gravemente para la justificación de los pecados (salvación por las obras) se puede dar cuenta a simple vista que cada parte de los sacrificios y personajes involucrados en esta refleja el carácter de Cristo y revela información acerca de la salvación.

En este artículo se tratará de investigar el rol sumo sacerdotal de Cristo, la función que cumple esta en la cronología de la salvación y la concepción de Pablo de manera resumida por las capacidades personales adquiridas.

 En resumen, se tratará del tema de Cristo como Sumo Sacerdote, expresada en la epístola a los hebreos, y la importancia que esta tiene para avanzar y ratificar el plan de salvación.

Para comenzar debemos saber que el libro de los hebreos claramente presenta una teología sobre el sacrificio de la cruz y el sumo sacerdocio,[1] por lo tanto, Pablo entendía que existía una relación entre ambos. Esta relación es una conexión, es decir, el rol de Cristo como Sumo Sacerdote sucede al sacrificio de la cruz. Primero es el sacrificio para luego interceder sobre la base de ese sacrificio.

EL SUMO SACERDOTE PARA EL PUEBLO JUDÍO

Es lógico que primeramente debamos investigar las funciones que tenía el Sumo Sacerdote en el AT y sus derivados. Este hombre era uno de los personajes principales en el día de la expiación celebrado el 10 de Tishri según el calendario judío, ya que realizaba labores, siendo una de ellas la limpieza al santuario. Esto es importante de comprender, porque esta limpieza es una tipología del juicio divino y la limpieza del santuario celestial recalcado en hebreos 9.23 y mencionado en Daniel 8.9-14[2]. Pablo claramente lo comprendió así, es probable que el conocía acerca de los escritos de Daniel por ser un doctor de la ley.

Es en el día de la expiación donde encontramos el simbolismo importante acerca del Mesías como Sumo Sacerdote pues en este día se representaba lo que sería la solución definitiva del pecado gracias a la expiación de Cristo.[3]

Cristo el Sumo Sacerdote, está simbolizado en este día como aquel que purificaría el Santuario de todo el pecado de los siglos para quitar el pecado de aquel lugar  y del último rincón del universo.[4] Por lo que es una especie de simbolismo y demostración de lo que comenzaría a realizar Jesús en el periodo final previo a la segunda venida de Cristo.

El Sumo Sacerdote era aquel que ponía la cara por el pueblo arriesgando su propia vida para que cada uno de aquellos sea perdonado por Dios. Por lo que debía ser una persona entregada a Dios y apartada para esta labor. Es por lo tanto que el Sumo Sacerdote era un personaje importantísimo para el pueblo ya que era un “tipo de conector” que el pueblo tenía con Dios.

Por otro lado, acerca de las revelaciones que representaba el santuario es interesante la postura que da el Dr. Edward declarando que la revelación del santuario se centraba en Jesucristo ya que anticipaba su muerte expiatoria y su ministerio sumo sacerdotal en el cielo y el juicio final[5], incluso todos los servicios que habían en el santuario apuntaban hacia eso.

 

HEBREOS Y CRISTO COMO SUMO SACERDOTE

El libro de Hebreos contrasta y busca dar a entender la diferencia que existe entre el sacerdocio levítico (Melquisedec) con el de Cristo[6]. Se debe entender que todo el sacerdocio judío y su estructura era una imagen de lo que es el verdadero y original que existe en el cielo. Por lo que, el judío sería una copia para representar el plan de salvación.

Según Hebreos 7.25, vemos que Pablo menciona que Cristo intercede por nosotros. La palabra utilizada por Pablo es εντυγχάνειν, un verbo infinitivo, que equivale a interceder una característica exclusiva del Sumo Sacerdote en la concepción judía, teniendo en cuenta que este libro fue escrito para los hebreos.

 Solamente es Jesús aquel que puede interceder por nosotros mediante la paga del pecado hecha con su sangre, pues, como se mencionaba anteriormente, ya no servía el sistema sacrificial humano.

El v. 27 nos señala que el nuevo Sumo Sacerdote que representa a Cristo se ofreció a sí mismo, por lo que nos da a entender que Cristo representa tanto al cordero sacrificial usado para la expiación y al Sumo Sacerdote que intercedía por su pueblo.

Se puede dar cuenta que en esta línea temática está implícitamente el sistema sacrificial.

En el v.1 del capítulo 8 de Hebreos podemos ver una pequeña diferencia respecto al nivel sumo sacerdotal, ya que se presenta a Cristo sirviendo junto al trono de Dios. Comentando acerca de este versículo Erik y Philip mencionan que “el que sirve en el altar y es sacerdote tiene esta finalidad: limpiar a los hombres de los pecados y hacerlos santos. Ciertamente para esto se transforma en ministro y artífice de los santos, para sentarse a la derecha del Padre, como Dios verdadero e hijo”[7].

Por otro lado, Jesús inicia su rol como Sumo Sacerdote luego de la muerte y posterior resurrección, cuando es ascendido al cielo.

Concluimos entonces que claramente el libro de hebreos hace una mención importante de la labor de Cristo como Sumo Sacerdote para el avance del plan de salvación.

 

JESÚS COMO SUMO SACERDOTE

Según el Dr. Edward Heppenstall comenta una realidad interesante, pues declara que “Después de su ascensión él ministra a la diestra del Padre en el santuario celestial como Sumo Sacerdote y Mediador entre Dios y el hombre”. El ministerio de Cristo está ocupado en la obra de reconciliación o expiación.[8] Además Erik y Philip sustentan que “Jesús está ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros”[9].

El ministerio de Jesús el cual es mejor que el de cualquier hijo de Aarón en el Santuario prueban la superioridad del Sumo Sacerdote celestial.

Es interesante notar que hay registros de que Pablo revelara el plan de salvación a través de la obra de Cristo, por ejemplo, en Rom. 8:34 se presenta a Cristo como el que murió, resucitó e intercede. En otras palabras, lo que se puede notar de la concepción de Pablo es una progresión o avance de lo que Cristo hace como labor para la salvación de la humanidad.

Jesús como Sumo Sacerdote tiene la misión y labor de interceder por su pueblo arriesgando su propia vida[10], Esta labor es una parte del plan de salvación que al igual que todas las otras revela el amor de Dios para la humanidad.

Entonces vemos que la labor sumo sacerdotal de Jesús es la continuación del plan de salvación. Primero representaba al cordero, ahora representa al Sumo Sacerdote.

 

LA LABOR DE SUMO SACERDOTE Y EL PLAN DE SALVACIÓN

Debemos comprender que Cristo no ascendió a la gloria del Padre luego de haber resucitado simplemente a sentarse y descansar, por el contrario, Él trabajó aún más para que cada creyente pueda ser salvo por medio de su intercesión establecida y fundada a través de su sangre.

Según dice Kasper “en la función de Cristo como sacerdote y víctima juntamente se vuelve a expresar lo que es el sentido de la vida, por supuesto que de una manera que hoy no nos resulta fácilmente comprensible”.[11]

Cristo hizo lo que el hombre no podía hacer. Claramente vemos que la labor de Cristo como Sumo Sacerdote tiene validez en la muerte en la cruz y es una sucesión de aquello, el Dr. Pizarro comenta en sus conclusiones en el VII Simposio Bíblico de Teología: “Por lo tanto, no hay duda de que por medio de la sangre de Cristo el creyente tiene acceso a Dios.”[12] Entonces Cristo por amor a cada creyente intercede por cada uno a través de su sangre la cual le da a cada creyente la autoridad de ser llamado hijo de Dios y garantizarle la salvación.

Por otro lado, a través de esta sangre y la expiación es que el ser humano tiene el derecho de la salvación.

Se menciona además que la aplicación eficaz de la redención iniciada en la cruz se logra mediante la obra de Cristo en el cielo[13], es decir, la obra Sumo Sacerdotal ratifica lo que ocurrió con la muerte de Jesús.

Y también debemos entender que mediante la obra de Cristo como Sacerdote es que los creyentes pueden unirse en comunión con Dios.[14]

CONCLUSIÓN

Se puede concluir entonces que la labor de Cristo como Sumo Sacerdote no se basa simplemente en interceder con el Padre, sino que va mucho más allá de eso, es vindicar al ser humano y volver a unir la comunión entre Dios y la humanidad.

También, el apóstol Pablo presenta esta doctrina de manera clara, no solamente en la epístola a los hebreos, sino que lo menciona implícitamente en otras epístolas como en Rom. 8:34.

Se logra ratificar además que la labor de Cristo como Sumo Sacerdote es una sucesión y continuación del plan de salvación, esto fue entendido así por Pablo, ya que, como vimos anteriormente lo menciona en un solo versículo de manera progresiva. Por lo que además se pudo ratificar que esta nueva parte del plan de salvación ratifica todo lo realizado anteriormente, es decir, la muerte y la resurrección de Cristo; y además nos da seguridad de que el plan de salvación se cumplirá y finalizará correctamente en su pueblo. Toma sentido entonces la declaración de Elena G. White respecto a la muerte de Jesús: “El acto de Cristo, de morir por la salvación del hombre, no solo haría accesible el cielo para los hombres, sino que ante todo el universo justificaría a Dios y a su hijo en su trato con la rebelión de Satanás[15]”.

Además, el amor manifestado por Cristo en su nueva fase para salvar a la humanidad ya que en esta parte Cristo ratifica que su sacrificio continúa vigente.

El tema de la obra sumo sacerdotal de Cristo abarca mucho más ya que está expresado en casi la mayoría de partes de la Biblia, y continúa actualmente con la obra del juicio investigador la cual acabará con la salvación de todos los que acepten su palabra. Por lo que se hace real las palabras que la autora Ellen White escribió “El divino Intercesor aboga por que a todos los que han vencido por la fe en su sangre se les perdonen sus transgresiones, a fin de que sean restablecidos en su morada edénica y coronados con él coherederos del señorío primero. Pide para su pueblo, no solo el perdón y la justificación, plenos y completos, sino además participación en su gloria y un asiento en su trono.”[16]

Por último, se puede concluir que cada parte del santuario revela el plan de salvación que Dios trazo para la humanidad perdida, además del tema de la redención explicada anteriormente y el juicio, el infinito amor de Dios.

Entonces el cristiano debe sentir la completa seguridad y certeza que el rol sacerdotal de Cristo confirma la redención la cual ha sido revelada grandemente mientras ha transcurrido el curso de la historia.

[1] Walter Kasper, Jesús el Cristo, 10a ed (Sígueme, 1976), 326.

[2] Merling Alomía, El año agradable de Jehová ; Simbolismo y realidad de las fiestas del antiguo Israel (Lima: Universidad Peruana Unión – Ediciones Theologika, 2009), 153.

[3] Alomía, 104.

[4] Alomía, 104.

[5] Edward Heppenstall, Nuestro sumo sacerdote (Ceápe, 1973), 3.

[6] Matthew Henry, Comentario exegético-devocional a toda la Biblia: 2o Corintios a Hebreos (Barcelona, España: Editorial Clie, 1989), 526.

[7] Erik M. Heen et al., Hebreos, La Biblia Comentada por los Padres de la Iglesia y otros autores de la época patrística (Madrid: Ciudad Nueva, 2008), 185.

[8] Heppenstall, Nuestro sumo sacerdote, 27.

[9] Heen et al., Hebreos, 180.

[10] Para más información se debe estudiar el tema de juicio y sus etapas correspondientes donde claramente se pone en juego la justicia de Dios.

[11] Kasper, Jesús el Cristo, 327.

[12] Juan Carlos Pizarro en VII simposio bíblico teológico sudamericano, “Cristología”, (UAB, Cochabamba: Editorial UAB), 386.

[13] Heppenstall, Nuestro sumo sacerdote, 31.

[14] Heppenstall, 40.

[15] Elena G. de White, Patriarcas y profetas: el gran conflicto entre el bién y el mal (Sociedad Internacional de Tratados, 1893), 55.

[16] Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Mountain View, California: Pacific Press, 1913), 62.

Nací en Arica ,Chile. Actualmente estudio teología en la Universidad Adventista de Chile. Tengo 20 años de edad, me gusta mucho practicar el fútbol, leer, investigar y me apasiona la guitarra, hago videos para YouTube.

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