El tercero de la colección de la ‘Esperanza’ llega a Tesoros en el Cielo. Escrito por Enrique Chaij, argentino, y con más de 30 libros en su orbe de publicaciones. Fue publicado el 2011 para que en el mes de mayo se distribuyera a cada rincón del planeta, con la ilusión de que este librito, que tiene en su portada una planta germinando en el desierto, pueda hacer la obra de germinado en el corazón de las personas que pudieran tenerlo.
Todavía Existe Esperanza tiene un enfoque mucho más potente para la persona que ya es cristiana o que está empezando en este caminar junto a Jesús. Ya que, durante las páginas del texto uno logra encontrar cierta esperanza a pesar de todas las situaciones del día a día. Es un libro bastante cristocéntrico, que pone la vida de Jesús como eje central, el amor que nos brinda a sus hijos y a cada individuo de este mundo caído, además de la propia actitud de Cristo en este mundo, y cómo Él tenía y daba esperanza al resto, tarea que debiésemos tener cada uno de sus seguidores.
Sin embargo, para una persona que no posee conocimientos bíblicos y tiene otro tipo de pensamiento, puede que sea muy chocante ese excesivo postivismo. Sumado a esto, la falta de documentación a la hora de los ‘potentes testimonios’ que posee el libro, le hacen perder fuerza en su discurso. Como que da la sensación que esa historia pudo ser inventada.
Fuera de aquello, el libro cumple con su consigna, ya que se puede leer de una forma fluida y rápida. No complica su comprensión por el vocabulario y se hace muy sencillo y rápido de leer y comprender.
En un mundo lleno de dolor y adversidad, la esperanza escasea. Sí, podemos pensar en un futuro en donde las cosas mejoren un poco, individualmente hablando, ya sea en trabajo, en la familia, etc, pero todos sabemos que esta sociedad, y el mundo en donde vivimos, irá de mal en peor, por ende, la necesidad de Esperanza es muy alta… Y nosotros, como cristianos, tenemos la fuente de la esperanza.
Sí, todavía existe esperanza, porque todavía hay personas fieles que creen en Dios y creen en su bendito regreso, y esa esperanza no hay que dejarla morir. El autor de este libro es claro, la fuente de esperanza es Jesús, y a él es al que debemos acudir.
