¿Cómo permanecer firme en un mundo donde constantemente tu fe es vista como amenaza? ¿Cómo permanecer fiel a Dios cuando aquellos que tienen responsabilidad en enseñar la sana doctrina son guiados por sus ideas? ¿De qué manera enfrentar los ataques del enemigo?
Son estas y tantas otras preguntas las que pudo haber hecho Martín Lutero mientras su fe y su vida era llevada a juicio ante el poder religioso y civil de aquellos tiempos. Alrededor del año 1527, Lutero afirmó aún más su fe al escribir el himno «Ein feste Burg ist unser Gott» (Castillo fuerte es nuestro Dios), sus estrofas se basan en el Salmo 46, donde alaba y pone de manifiesto que su vida no depende de las circunstancias sino de Dios.
Débil y mortal como nosotros, Martín decidió confiar no en sus progresos ni en el número de sus seguidores sino en la convicción que le entregaba las Escrituras, la convicción de que era Dios quien lo dirigía.
Frente a los ataques del enemigo, recuerda: castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo.
Este himno aparece como el número 400 en el Himnario Adventista.
