El capítulo 41 del conflicto de los siglos es un emotivo recorrido por los momentos previos a la venida de Cristo, su venida misma y un hermoso vistazo a algunos acontecimientos que ocurrirán en la Nueva Jerusalén. Con gran detalle Elena G de White comparte la visión que se le fue revelada e invita al lector a imaginar y emocionarse con los sucesos que generaciones han esperado; la segunda venida de Cristo.
Esta sección del libro nos recuerda que la segunda venida de Cristo es sinónimo de liberación, de que el sueño de generaciones se cumple, significa el fin del reinado del pecado para dar paso al de Jesús. El gran día de Jehová será también el momento donde toda rodilla se doblará y reconocerá la justicia de Cristo. Será el momento tan ansiado por mucho en el que se encontraran con seres queridos que fueron separados por la muerte. Habrán madres que recibirán a sus pequeños bebes en brazos centenares de ángeles, otros se fundirán en una abrazo con quienes les enseñaron la perla de gran valor aun renunciando a su propia vida. Este día tan ansiado será especialmente el momento en que Cristo enunciará las bellas palabras “Venid venditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34). La venida de Cristo es sinónimo de todas las cosas bellas que puede tener en mente un seguidor de Cristo ¡Y mucho más!
En este apasionante capítulo vemos como el pueblo de Dios es liberado de sus últimas tribulaciones, estos se encuentran desprotegidos de toda ley humana, inclusive la humanidad seducida y dirigida por los ángeles satánicos planifica hacerles mal, pero los seguidores de Cristo no tienen por qué temer, puesto que están bajo la protección divina. Instantes antes de que los representantes de las tinieblas concreten sus planes comienzan manifestaciones de la naturaleza, las tinieblas obscurecen la tierra, a la vez que un gran arcoíris parece rodear a los redimidos, se da paso a un gran terremoto y se distinguen dos grupos con facilidad; aquellos que huyen despavoridos y quienes saben que el conflicto está por terminar puesto que su salvador está regresando.
Se describen más sucesos sobrenaturales que son interrumpidos por el avistamiento de una nube que crece rápidamente. Todos la pueden ver y contemplan la majestuosa aparición de Jesús quien ya no viene en calidad de Varón de dolores sino que como el Príncipe de vida. Quienes participaron de la tortura y crucifixión le contemplan así como también aquellos que le rechazaron, estos recuerdan con claridad todas las veces en que ahogaron las voces del espíritu santo expresada en muchas formas pero con un solo mensaje “vuelve de tus malos caminos”.
Los justos que han muerto son despertados y todos quienes escondieron su vida en Cristo son elevados para encontrarse en las nubes de los cielos. Los cantos de alegría son indescriptibles, pero esto no es todo, puesto que al llegar a la nueva Jerusalén cada redimido recibe una corona entregada por Cristo mismo.
El capítulo cierra con 2 momentos sumamente solemnes. El primero es el reencuentro de Cristo y Adán. El primer ser humano ve las cicatrices de su salvador y cae rendido en sus brazos. El segundo momento es el cantico de los 144.000 junto al Cordero entonando un himno que solo ellos conocen puesto que es su experiencia íntima e única con su Salvador. Cada escena posee una belleza indescriptible ¡El Cielo está aquí! La hermosura es tan grande que la autora señala que el ser humano en su condición de pecado ni aún bajo el mayor esfuerzo mental logrará imaginar lo que será el día de Jehová.
Los redimidos declaran con sus voces: “Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a él sea gloria e imperio para siempre jamás” Apocalipsis 1:5-6