Todos hemos presenciado algún anunció que de algún modo marcó nuestra vida. El anuncio de una titulación, al anuncio del deceso de un familiar, el anuncio de un compromiso o nosotros mismos al anunciar nuestra decisión de seguir a Jesús, estos y muchos otros anuncios más están acompañados de mucha emoción, reflexión y expectativas.
Jesús y sus discípulos iban subiendo hacia Jerusalén. Los discípulos iban con miedo. Si recordamos algunos capítulos anteriores, los discípulos ya habían estado en varios problemas respecto a su fe: algunos de ellos tuvieron envidia por presenciar la transfiguración de Jesús, se habían chasqueado de no haber podido realizar un milagro, mostraron su orgullo al discutir sobre quién de ellos era el mayor (todo lo anterior se encuentra en Marcos 9), pero lo que más les impactó fue el hecho que Jesús reconociera que los niños son los aptos para pertenecer al reino de Dios y que un joven rico no estuviera dispuesto a pertenecer a su reino. ¿Qué les quedaba para ellos? ¿Tenían las aptitudes adecuadas para caminar junto a Jesús? Según ellos mismo habían dicho que habían dejado todo y han seguido a Jesús (Marcos 10:28). Quizá lo que más le impactó fue la aseveración de Jesús “hay cosas que los hombres no pueden hacer, pero sí Dios” (Marcos 10:27), había cosas que ellos no podían hacer y por su orgullo podrían interpretar mal a Jesús. “¿Y si Dios no quisiera darme salvación?” es una pregunta en el fondo del corazón que puede llevar al miedo.
Volviendo al texto, Jesús se acercó a ellos y los apartó, notaba el miedo que tenían sus discípulos. Pienso en las emociones de Jesús. Ya eran 3 años que había estado con ellos, 3 años de manifestar el carácter de Dios y de mostrar que en el Padre Celestial podemos confiar. También Jesús sabía que el anuncio que estaba por darles no era sorpresa para ellos, mas sabía que no la habían interpretado bien. El miedo que tenían los discípulos también era asociado al sentimiento de perder a su amigo, Salvador, la promesa viva del rescate de Dios. Jesús anunció lo que iba a acontecer, anunció lo que él iba a sufrir y la muerte que iba a padecer, mas también anunció la victoria que iba a ocurrir. El anuncio de Jesús estaba cargado de emociones tanto para él como hacia los discípulos.
Jesús entiende el dolor humano, estuvo con sus discípulos cuando ellos tenían miedo. Además de una compañía humana también les da palabras que sólo él podía dar. El anuncio de la victoria sobre la muerte. Hoy deseamos escuchar muchos anuncios: el anuncio de poder salir de nuestras casas, el anuncio de una cura ante el virus, el anuncio de un evento o salida con las personas que queremos, son anuncios importantes, mas Dios desea que escuches y creas en un anuncio mucho más relevante: que Dios te ama y cuida de ti y pronto vendrá a buscarte (Juan 14:1-3).
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