Desde el comienzo de la historia humana, Satanás se ha encargado de engañar a los habitantes de la tierra, ya que, si mostrara abiertamente su verdadera naturaleza y propósitos, este sería inmediatamente rechazado. Más se esconde tras vestiduras de luz, para hacer atractivas sus mentiras y así llevar a la humanidad a la perdición.
El enemigo de Dios, se mostró a la inocente pareja recién creada en Edén como un amigo, como quien podía entregarles algo bueno, algo de lo que Dios los privaba al comer del fruto prohibido, sin embargo, en contraposición con lo dicho por Satanás, Dios había declarado claramente que: el día en que comieran del fruto prohibido morirían. Fue así como la declaración de la serpiente a Eva en el jardín de Edén -“De seguro que no moriréis”- fue el primer sermón predicado sobre la inmortalidad del alma.
Ellen de White nos declara que: ‘’Dios sentenció al hombre, en castigo por su pecado, a volver a la tierra de donde había sido tomado cuando dijo “Polvo eres, y al polvo volverás”, ya que, a consecuencia del pecado de Adán y Eva, la muerte pasó a toda la raza humana, y todos descienden igualmente a la tumba.
Al caer en pecado Adan y Eva fueron capaces de discernir su locura; conociendo entonces lo que era el mal y probando el amargo fruto de la transgresión. Es así como la inmortalidad prometida al hombre a condición de obediencia, se perdió por la transgresión, y solo por medio de Cristo se puede volver a obtener, puesto que, la vida es la heredad de los justos y la muerte es la porción de los impíos, así como Juan declaró: “El que cree en el Hijo, tiene vida eterna, mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida”. Juan 3:36.
La doctrina de la inmortalidad del alma, es la antesala a la doctrina del infierno y el tormento eterno, avalada y enseñada por muchas iglesias cristianas, sin embargo, sin fundamento bíblico. Ellen de white afirma que ‘’es incalculable para el espíritu humano el daño que ha producido la herejía de los tormentos eternos; la religión de la Biblia, llena de amor, bondad, y compasión, resulta empañada por la superstición y revestida de terror’’, es así como satanás busca atribuir su propia crueldad a nuestro Padre celestial.
En el error fundamental de la inmortalidad del alma, descansa la doctrina del estado consciente de los muertos, doctrina que, como la de los tormentos eternos, está en pugna con las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. La inmortalidad del alma fue una de aquellas falsas doctrinas que Roma recibió del paganismo para incorporarla en el cristianismo.
La Biblia enseña claramente que los muertos no van inmediatamente al cielo. Se les representa como si estuvieran durmiendo hasta el día de la resurrección. 1 Tesalonicenses 4:14; Job 14:10-12. En el momento en que sean despertados de su profundo sueño, reanudarán el curso de sus pensamientos interrumpidos por la muerte.
Conocer la verdadera condición de los muertos nos protege de los engaños más presentes en los últimos tiempos, y nos muestra cómo a pesar de la transgresión humana, Dios nos promete la vida eterna por medio de Aquel que dio su vida por nosotros. “Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:23