La segunda doctrina tiene que ver con algo esencial en un creyente de Dios, ya que abarca la Creación y desecha la ‘Teoría de la Evolución’, básicamente porque lo dicen las Sagradas Escrituras, y esto tan perfecto no pudo ser producto de la casualidad. Esta doctrina posee dos Creencias Fundamentales.
- La Creación: La Biblia nos enseña que la evolución no fue el comienzo de todo, sino que todo se formó conscientemente, con un propósito, perfecto y no por arte del azar.
Esta se realizó en seis días y en el séptimo Dios reposó, no por cansancio, sino para crear un día en el que los humanos recordemos este hecho. Ver Génesis 1 – Isaías 45.12 – Apocalipsis 10.6. - La naturaleza de la humanidad: Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Pero no somos robots subordinados a adorar al Ser Todopoderoso, somos seres conscientes, pensantes, con libre albedrío, con la capacidad de decidir seguir o darle la espalda a Dios.
Somos seres libres, pero aún así dependemos de Dios, ya que Él permite las condiciones perfectas para que exista la vida. Podemos vivir ‘bien’ (bien a ojos de este mundo) sin Dios, puede ser, pero nunca alcanzaremos nuestro total potencial sin Él.
Fuimos creados perfectos, pero desde la entrada del pecado tenemos naturaleza e inclinación ha hacer lo malo ante los ojos de Dios. Ver Génesis 1.26 al 28 – Jeremías 17.9 – Efesios 2.3.