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La Invitación (Marcos 11:1-11)

9 mayo, 2020
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Me sorprende los acontecimientos previos a la entrada de Jesús hacia Jerusalén. Jesús les dijo ordenes específicas y ellos las cumplieron como él les dijo.

La siguiente historia se sitúa en el pasaje de Marcos 11:1-11.

No recuerdo si en otra instancia los discípulos obedecieron a Jesús sin realizar preguntas o comentarios sobre lo que él pedía. No sé cuántas veces obedezco a Dios sin llenarme de preguntas y dudas antes de avanzar. A medida que los discípulos cumplían esta orden, tuvieron preguntas por parte del dueño (lo cual es completamente natural), mas no creo que sea común que con esas palabras la persona haya accedido.

Los discípulos pudieron haber dado una explicación mayor de la situación, o incluso presumir sobre quien era la persona que estaba realizando tal petición, pero no fue así, se ajustaron a las palabras de Jesús y se solucionó la petición. Me llama profundamente la atención este “milagro”. Quizá sea tan evidente, y no estoy hablando únicamente de que el dueño haya accedido a prestarle el pollino sino al milagro de la obediencia. Para el corazón humano, sus métodos son importantes para cumplir lo que Dios dice. Pudieron haberse llenado de dudas y pensar “lo más probable es que no nos presten el pollino, quizá si le pagamos podemos obtenerlo”. Pensar en un método humano a una orden divina muchas veces puede ser la mejor opción, cuando no creemos completamente en Dios. Mas los discípulos accedieron. Creyeron y fueron parte del milagro. Y es que Dios está tan dispuesto de que nosotros presenciemos en carne viva los milagros que Él desea realizar.

Continuando con la historia, Jesús entra a Jerusalén como un rey.

El pollino, las palmeras y todas las alabanzas eran dignas de recibir a un rey. ¡Cuán más hermosa hubiera sido esa escena si las mismas personas que gritaban con tanta alegría por las calles hubieran sido completamente conscientes de sus palabras! Aquella persona a la cual aclamaban era Su libertador, era la promesa que tantos profetas hubieran deseado ver cumplir en su tiempo. Imagino la escena y me impresiona que muchas palabras que le decimos a Jesús, siendo verdades importantes, no le tomamos el peso de lo que significa. Pienso en lo que significa aguardar el regreso de Jesús en nuestro tiempo y pienso en todas las otras cosas que son importantes para mí. ¿Realmente entiendo lo que significa que Cristo vendrá muy pronto? ¿De verdad estoy entendiendo que Jesús está prometiendo una vida eterna junto a Él?

Lo más sorprendente es que, aun sin entender completamente su significado ni la profundidad de lo que es tal encuentro, Jesús nos sigue llamando e invitando a que abramos la puerta de nuestra vida, Jesús quiere realizar tal entrada como la que hubo en Jerusalén -con la alegría, gozo y disposición a reconocerlo como lo más importante de nuestra vida-, pero en una relación personal con Él. (Apocalipsis 3:10)

Seguidor de Jesús, redactor Tesoros en el Cielo y Tecnólogo médico.

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