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Merezco todo y más…

29 mayo, 2021
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«Y llamó a aquel lugar Masá (es decir, prueba) y Meribá (es decir, querella), porque los israelitas pusieron a prueba al Señor y se querellaron contra él, diciendo:
¿Está o no está el Señor con nosotros?»
Éxodo 17:7.

Según el SERNAC (Servicio Nacional del Consumidor, Chile), desde el inicio del año hasta la fecha, han recibido casi 300 mil reclamos por asuntos de consumo siendo más de la mitad relacionados con «problemas de ejecución contractual», es decir, no cumplir con lo que «promete». Eso genera tremenda insatisfacción y sentido de injusticia. ¿Te has sentido decepcionado por un servicio? Con justa razón puedes levantar un reclamo para obtener el servicio que has pagado. Ahora bien, ¿Has levantado un reclamo contra Dios? ¿Te has sentido decepcionado con algún «servicio»?

El pueblo de Israel tuvo una gran necesidad en el desierto: Agua. No fue una necesidad de bienestar únicamente, fue una necesidad de sobrevivencia. Sin agua no hay vida, y cuánto más es necesaria el agua en el desierto. Desconocemos cuánto tiempo habían pasado sin beber agua, no sabemos cuán sedientos estaban, pero sea como sea, optaron por buscar una solución. Hasta este punto, encontramos razonable pedir algo que necesitamos. De hecho, Jesús invitó a que pidiéramos, buscáramos y llamáramos (Mateo 7:7). No es malo tener necesidades, de hecho, las necesidades son invitan a tener ciertos comportamientos: Quien necesite un estilo de vida saludable, aprenderá a cocinar y las diferentes habilidades para lograrlo; quien necesite descansar, evaluará sus límites y verá que es lo que puede o no puede hacer.

Continuando con la historia bíblica, encontramos en Éxodo 17:2 que el pueblo fue a pedir una resolución de su necesidad… pero de la peor forma posible. Las versiones más populares de la Biblia describen esta situación como un «altercado», «discusión», «enfrentamiento». La raíz de esta palabra en hebreo es » רִיב» (rib), la cual da también definiciones de luchar y sostener una controversia. Si lo aplicáramos en lenguaje cinematográfico, lo más probable es que el pueblo hubiera llevado antorchas y tridentes para pedir agua. Frente a esto ¿Será esta la actitud para pedir ante Dios? Cuando sufrimos o nos ocurren malos momentos, una ola de sentimientos nos invade y es necesario expresarlos a Dios con total confianza, pero esta situación no fue una expresión de lo que sentía sino más bien un reclamo y exigencia.

¿Qué le podemos reclamar a Dios? ¿Por qué reclamamos a Dios? Muchas veces esta pregunta se responde con lo siguiente: Reclamamos a Dios porque pensamos que tenemos méritos para que Dios nos brinde «sus servicios». Quizá hemos acusado a Dios por no prestar su ayuda aquí y ahora, siendo que somos «buenos cristianos». Pero ¿Realmente tenemos méritos para merecerlo? Absolutamente no, pero la buena noticia es que Dios da de gracia, y da de manera abundante. El relato continúa y Dios da, da agua pero no sólo da agua. En el versículo 7 del mismo capítulo menciona que además de dar agua, estará «esperando junto a la roca que está en Horeb». Dios da y no se aparta, además de dar la bendición da también su presencia. En otras palabras, en Su presencia está la bendición.

Cada día pueden aparecer una tras otra necesidad, alegrarte cuando Dios te da «agua» y seguir tu camino, pero la bendición más grande está en su compañía, en el hecho de confiar que Dios está ahí, está esperándonos.

No perdamos la confianza mientras caminamos en esta vida. La gracia de Dios sobreabunda y está disponible para todos, puede que hoy tengas muchas necesidades y es necesario presentarlas a Dios. Ve donde Él y disfruta su presencia mientras te da de beber.

Seguidor de Jesús, redactor Tesoros en el Cielo y Tecnólogo médico.

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