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Participando en los planes de Dios

12 noviembre, 2019
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El corazón humano está más dispuesto en conocer los planes para su vida que en conocer a Dios, quien da sentido a la vida.

«Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?»
Marcos 4:38

Una de las cosas que disfruto muchísimo es viajar por las aguas. He tenido la oportunidad de viajar por bote, lancha y transbordador por diferentes lugares y ha sido una experiencia que recuerdo vividamente. Me gusta experimentar la sensación de que el mar no se acaba y también me gusta ver lo que se ve a distancia mientras se navega. Reconozco que suelo buscar en Youtube vídeos de navegación en las regiones polares, repitiendo una y otra vez el vídeo. Ahora bien, cuando he viajado por las aguas pregunto al encargado sobre los lugares que se ven durante el viaje, ¡y es porque no me gustaría perderme de ningún detalle! Suelo ser ansioso y estar muy activo en estos viajes no solamente por conocer el lugar de destino, sino también por conocer los diferentes lugares o experiencias durante el proceso.

De la misma manera, pienso que también he sufrido de la ansiedad en conocer el plan de Dios y cumplir lo que Él quiere que haga. Continuando con el estudio de la voluntad de Dios (Aquí está la primera parte), esta vez repasaremos algunas historias que nos ayudarán a cumplir la voluntad de Dios.

Como vimos en el estudio anterior, diariamente se toman muchas decisiones. Hay muchos planes durante el día, durante la semana y durante el año que nos parecen muy atractivos de hacer. Vimos que Jesús podía hacer muchas cosas muy buenas, pero ante todo decidió cumplir la voluntad de Dios, la cual fue lo mejor para nosotros. Ahora bien, puede que tú como yo estemos experimentando uno de los siguientes casos:

  • Conocemos la voluntad de Dios o conocemos lo que Él nos está pidiendo: Por ejemplo, has pedido a Dios la dirección sobre qué estudiar y crees que encontraste el camino; o ya sabes qué ministerio Dios te encargo a desarrollar; o crees que debes viajar a este lugar ya sea por vacaciones, trabajo o la razón que sea; o crees que tu nuevo emprendimiento va en tal dirección; o crees que los proyectos del próximo año deben ser orientados para tal grupo de personas o área. PERO, quisieras tener más detalles sobre cómo hacerlo, cuándo hacerlo, por qué hacerlo o con quién hacerlo. Puedes sentir que en realidad conoces el plan pero no cómo darle forma y concretarlo.
  • No conoces el qué hacer, cuál es el plan ni lo que Dios pide de ti: Quizás sientas un silencio sobre la voluntad de Dios o quizás sientas que hay tantas cosas por hacer que todas parecen factibles, buenas y correctas.

Permiteme presentarte algunos ejemplo sobre estos 2 casos y cómo Dios guió a las personas en su vida. Me gusta hacer spoiler, así que adelanto que para cada caso Dios revela claramente Su voluntad para con las personas.

Abram, viajar sin saber el destino:

En Génesis 12:1-4, leemos:

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

Abram recibió el llamado de Dios, ¿Cuál era ese llamado? Salir de la tierra, ir donde Él mostraría y Dios haría una gran nación de Abram. Ahora bien, te pregunto ¿En ese momento Abram sabía el lugar de su destino? ¿Sabía lo que recorrería? ¿Sabía los días en que demoraría llegar? ¿Conocía a las personas con las cuales iba a interactuar a futuro? Todas las preguntas anteriores se responden con un no, hoy puedes sentir que esas mismas preguntas en tu vida no tienen respuesta. Sabes que tienes que hacer algo, sabes que Dios te ha llamado para algo pero no conoces exactamente qué hacer o cuál es el resultado final. Abram habrá sentido lo mismo, pero hizo lo que tenía a mano. Cumplió el primer paso: Salir.

Moisés, avanzar sin saber cómo cruzar:

Moisés pasó por muchas situaciones en que vio probada su fe y la del pueblo de Israel, desde el comienzo del llamado de Moisés hasta sus últimos día la fe en Dios lo sostuvo. Al salir de Egipto, Israel se encontró con un gran desafio, leemos en Éxodo 14:9-15:

Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.

Israel estaba cumpliendo el llamado de Dios de salir de Egipto, son libres. Pero durante la salida se vieron acorralados por los egipcios. Esto puede suceder a menudo, una vez que comienzas a avanzar en el plan de Dios puedes sentirte acorralado por el enemigo, vuelven los temores y pones en duda si realmente el plan de Dios es el mejor. ¡Qué difícil es avanzar sin saber si podrás llegar al destino! ¡Qué difícil es avanzar sin saber cómo enfrentar los desafíos! Pero la dificultad se reduce si en medio del problema recordamos las palabras de Dios. El llamado de Dios era salir de Egipto y llegar a la tierra prometida. Lo estaban haciendo los israelitas, cuando se sentían acorralados debían recordar que estaban cumpliendo las palabras de Dios, es decir, estaban saliendo de Egipto. Cuando sientas que el plan de Dios te lleva a caminos difíciles, debes seguir avanzando con la última orden que Dios te reveló. Hay que perseverar.

David, reinar sin saber cuándo iniciar:

Hasta ahora, quizás pienses que las personas de los relatos anteriores no les fue tan difícil seguir el plan. O sea, a pesar de ser perseguidos por enemigos o salir de su tierra a tierra desconocida, tenían que hacer acciones inmediatas. Pero, ¿Qué hacer cuando tienes esperar mucho tiempo para avanzar? ¿O llevas muchísimo tiempo esperando la respuesta de Dios? David pasó por lo mismo. Veamos que dice 1 Samuel 16:7-12:

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová. Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido Jehová. E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos. Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.

Hay 2 puntos que quisiera destacar: 1) David no estaba en el lugar de los hechos cuando Samuel fue enviado. Esto me da esperanza. Porque he pensado que para cumplir el plan de Dios debo preparar las cosas de tal modo que pueda calzar con Su voluntad, es decir, por una decisión diferente puede que no entre en el plan de Dios. Pero no es así. David no se encontraba en la escena, por lo que parecía imposible que lo escogieran a él como futuro rey. Pero no importó que no estuviera en la escena, ni que fuera el menor, Dios veía en David un buen rey y por eso lo llamó… donde quiera que estuviera. 2) David siendo llamado como rey, no fue rey de inmediato. Esto es sumamente importante. Uno podría pensar que en el capítulo siguiente de la Biblia podría ver la coronación de David, pero pasaron muchos acontecimientos antes de que David fuera rey. Pero mientras esperaba el momento, David no se «sentó en los laureles» y no hizo nada, sino que tuvo la oportunidad de vencer un gigante (demostrando la fe que tenía en Dios), perdonar la vida de Saúl y hacer amistades con el hijo de Saúl. Es decir, mientras esperaba la coronación, David seguía preparándose y decidió ser moldeado por Dios. Mientras esperas seguir avanzando en el plan de Dios, no te detengas ni te duermas. 

Jesús, preparado para seguir el plan de Dios:

Finalmente, quisiera cerrar con el principio más importante para cumplir la voluntad de Dios. Leemos en Lucas 22:41-43:

Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

Veamos, Jesús sabía que pronto iba a cumplir la profecía de su muerte. Sabía que iba a pasar mucho dolor. Jesús había sido guiado cada día por Dios para cumplir el plan de salvación. Pero, ¿basta saber el plan? Lo más relevante no es saber qué hacer sino estar dispuesto a cumplir el plan, sea cual sea. Jesús oraba diariamente para pedir fortaleza para cumplir el plan divino. Muchas veces me coloco ansioso en saber qué hacer o cómo hacer, pero el ejemplo de Jesús me lleva a pensar que sea cual sea la voluntad de Dios debo pedir fortaleza y fe para cumplirla. Cumplir la voluntad de Dios tiene que ver con salir de la comodidad, con ser perseverante, con la preparación diaria y muchos otros factores, pero nunca debe faltar la dependencia a Dios. Si queremos seguir la voluntad de Dios, debemos pedir confianza y fe para obedecerla.

Nota interesante: No sé si te fijaste, pero en cada historia que analizamos, el plan de Dios no fue únicamente para beneficio personal, sino que la voluntad de Dios los guió a servir y ayudar a los demás.

Confiemos más en Dios.

Seguidor de Jesús, redactor Tesoros en el Cielo y Tecnólogo médico.

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